Los cuarenta y cinco años transcurridos entre la explosión de las bombas atómicas y el fin de la Unión Soviética no constituyen un periodo de la historia universal homogénea y única. Sin embargo, la Historia del periodo en su conjunto siguió un patrón único marcado por la peculiar situación internacional que lo dominó hasta la caída de la URSS: el enfrentamiento constante de las dos superpotencias surgidas de la segunda guerra mundial, la denominada “guerra fría”. Generaciones enteras crecieron bajo la amenaza de un conflicto nuclear global, que tal como creían muchos, podía estallar en cualquier momento y arrasar a la humanidad.
Los cuarenta y cinco años transcurridos entre la explosión de las bombas atómicas y el fin de la Unión Soviética no constituyen un periodo de la historia universal homogénea y única. Sin embargo, la Historia del periodo en su conjunto siguió un patrón único marcado por la peculiar situación internacional que lo dominó hasta la caída de la URSS: el enfrentamiento constante de las dos superpotencias surgidas de la segunda guerra mundial, la denominada “guerra fría”. Generaciones enteras crecieron bajo la amenaza de un conflicto nuclear global, que tal como creían muchos, podía estallar en cualquier momento y arrasar a la humanidad.
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